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Monday, June 18, 2007

reflexiones, solo eso

tengo ganas de escribir, de crear algo nuevo en lo que pueda expresar el torbellino de ideas que circundan por mi mente. Una nueva etapa de mi vida se abre ante mis ojos y mis sentidos a penas están a la par de lo que se aproxima. La circunstancia es quizá el factor determinante cómo es un hombre y varía de una persona a otra. La mía no es distinta a los demás, dice un maestro y amigo que el mundo no tiene verdaderos secretos, ninguna arma secreta, una varita que te cumpla los deseos y que sólo la voluntad y el trabajo nos abren las puertas al mundo. Siendo sincero no coincido con esta opinión porque yo sí creo que el mundo posee algo mágico pero coincido en que las llaves para descubrir eso no son metafísicas sino cosas cotidianas.

Me gusta leer, y creo qu es un hábito que actualmente se está desgastando. Recientemente me encontré una colección de libros con el título de Duna que narran la historia del clan Atreides en un planeta llamado Arrakis (duna). Como uno puede imaginarse, se trata de un desierto, un gran planeta cubierto de arena y como dicen los fremen (nativos del lugar) "Dios hizo Arrakis para probar a los infieles". El autor, Frank Herbert, hizo una de las epopeyas futuristas más trascendentales de nuestra época ya que conjuga una historia épica junto con los problemas que más ocupan a la sociedad actual (política, ecología y religión), así como problemas en los que acarrea una sociedad tecnológica (máquinas pensantes, clonación, predicción del futuro). Tengo ganas de profundizar más sobre esta magnífica obra humana pero creo que es tema de otro post.


... Me encuentro en Arrakis, mi mente se ha sumergido en ese misterioso mundo en que me han atrapado mis libros. No sé si estoy dormido o despierto, la sensibilidad ebulle por mis poros a medida que contemplo el horizonte gris. Coriolis, la gran tormenta de arena se acerca, mis rodillas caen suplicando a Shai-hulud (gusano de arena) su protección. La gran mole de arena se cierne sobre mi sin piedad alguna, royendo mis huesos hasta dejar sólo el esqueleto. Soy testigo de mi camino a la no-existencia y no soy capaz de darle agua al muerto. El desierto se torna blanco, me sumergo en mi propio ser, no traigo puesto mi destilatraje, ni mis ojos muestran la azul adicción a la especie. Como alguna vez le pasó al gran Muad'dib, mi camino ha comenzado.

Las dudas asaltan mi cabeza, mis pensamientos vuelven a ser el torbellino que solían ser y una vez mas me retan. La prueba de la casa salvaje, el camino que eventualmente deberé recorrer. Mis pensamientos me llevan a otro lugar solitario, un desierto sin arena, un oceáno sin agua. Escucho sus pasos, siempre lo he hecho, el eco de la nada sobre mi cabeza que juega y se diverte creando tormentas que no existen. Me es tan familiar este lugar por las veces que he venido aquí a meditar y descansar. Mi tiempo se acaba, hoy no es el momento de enfrentarla. Del vacío surgen espesas nubes que se convierten en un río sin fin en el que me hundo sin remedio. Ya no me resisto, he sido perdonado, por un momento contemplo el jardín prohibido de mis sueños y me remonto a la realidad. Mis dedos han adquirido su torpe sensibilidad habitual, mis pensamientos la lentitud con la que acostumbran fluir y mi ser su acostumbrada multiplicidad.



Quiero pensar que sueño, que soy incapaz de verme como una pequeña partícula en un gran esquema
lleno de relaciones, donde un simple movimiento altera El movimiento. Parte de mí busca simplificarlas, olvidar lo que es un ente y un ser. No puedo, no debo, pienso que en ese sentido soy responsable de mi mismo y no permitiré dar marcha atrás. Odio pensar en este tipo de cosas, casi con tanta intensidad como los deseo. Hace mucho tiempo me plante un razonamiento curioso, el universo existe gracias a las paradojas y a las contradicciones. El alma del guerrero entiende bien este principio, debe hacer la guerra sin anhelarla, atenerse a la paz, deseando la guerra. No soy un guerrero, algún día decifraré el gran secreto de esa casa salvaje....

Azul, aunque no lo pueda ver, fluye a través de mí y sobre mí, nada me ha preparado para esto. El torbellino cambia su forma, és caprichoso y nada gentil. Penetro en los misterios de lo que podría ser y reflexiono. La sensación es cálida y suavemente se apodera de mí, las fronteras de mi ego se desvanecen en algo que no soy yo ni es ella. Sombras de un futuro incierto, las preguntas se forman y la luna del tiempo cae....

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